Doy un rápido repaso a los momentos más recordados de mi vida sin perder la perspectiva del hoy, aunque lo cierto es que todas las noticias que llegan a través de los diferentes medios se adentran en mi interior y me causan temor, incertidumbre y no voy a negar que en algunas ocasiones miedo…

Sin embargo siento fuerzas. Me siento bien,  estoy animado e  inspirado porque algo bueno nos espera a todos a la vuelta de la esquina. Yo, por si acaso, no me voy a quedar parado esperando a que llegue. Trabajaré incansablemente hasta alcanzarlo, porque existe, porque no puede ser de otra manera, porque después de la tempestad («la buena crisis») llega la calma, porque algunas personas cercanas a mí se lo merecen.

Respetando el pasado, bueno y en algún caso aparentemente malo, he aprendido a comprender que la búsqueda de lo positivo me ayuda. Porque la buena noticia siempre existe, sólo hay que buscarla.

 Hoy no me olvido de que la vida me ha dado la oportunidad de conocer a muchísimas personas de las que he aprendido siempre algo, y este es otro motivo de celebración para mí y por lo tanto desde aquí os doy las gracias a todos.

Y llegado a este punto, desde el agradecimiento y las disculpas por lo errores que, seguro, he cometido, comienzo a pensar en futuro. Me aplico cual albañíl que inicia su obra y pongo en perspectiva esos momentos memorables que tengo por delante para iniciar la construcción del futuro más inmediato.

Recogiendo la experiencia de lo que todos (familiares o conocidos o compañeros o amigos) me habéis enseñado, planificaré mis momentos cuidando los detalles para que me ayuden a disfrutar con mis seres más queridos.

Y ahí estás tú, mejor que nunca, y también están ellos, mejor que nunca gracias a tí, y aquí estoy yo, ansioso porque llegue el momento, ese 15 de julio en el que quiero celebrar nuestro pasado e iniciar la construcción de un mejor futuro.

Gracias.