El pasado 19 de febrero relataba una experiencia vivida con un grupo de compañeros con los que mantengo una relación profesional y en algún caso personal.
Hoy, unos días y unas cuantas experiencias y vivencias después, vuelvo a dejarme llevar por esos sentimientos escondidos cuando JCD me lanza un nuevo «dardo». Digo cariñosamente dardo, porque realmente me impacta allí donde el recuerdo me entristece y enorgullece a la vez.
Querido y siempre recordado Jose Manuel. Allí donde estés, de nuevo agradezco tus enseñanzas y esos valores que me inculcabas cuando, jóvenes los dos, tratábamos de ilusionar diariamente a ese grupo de personas con los que tantos buenos momentos compartimos con amigos y familiares.
Hoy, unos años después de tu hasta luego y rodeado de viejos conocidos tuyos y de nuevos amigos a los que me hubiera gustado que conocieras, me siento orgulloso de haber formado parte de tu «tribu» y sigo firme a mi compromiso personal de no ovidarme de tus enseñanzas.
Me hablan de alguien a quien no he conocido y que también, como tú, no ha tenido la oportunidad de seguir VIVIENDO LA VIDA QUE HUBIERA QUERIDO VIVIR… y trato de imaginarme cómo es, pero no puedo. Sin embargo, cada vez que me ilustran con alguna de sus enseñanzas, me acuerdo tanto de tí… qué fantástico sería que allí donde estéis, os conozcáis e iluminéis nuestro proyecto porque seguro que con vuestra ayuda seguiremos expandiendo vuestro legado, AMIGOS DE AMIGOS.
Un fuerte abrazo a los dos y gracias por haber sido cómo fuísteis.
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